Manuel Guerrero Antequera fustigó salida dominical concedida a Alejandro Sáez Mardones.
También acusó deuda del Estado para con los ejecutados políticos.
A 30 años de los crímenes son múltiples las actividades contempladas por familiares y organizaciones de derechos humanos.
El sociólogo Manuel Guerrero Antequera, hijo de Manuel Guerrero Ceballos, uno de los tres profesionales comunistas secuestrados y asesinados a manos de agentes de la Dipolcar de Carabineros hace 30 años, acusó que el Estado de Chile tiene una deuda con el conjunto de los ejecutados políticos y sus familiares, lamentando los beneficios de implicados en el "caso degollados".
El académico y ex concejal por Ñuñoa relató a El Diario de Cooperativa que recordar lo ocurrido con Santiago Nattino, José Manuel Parada y su padre, Manuel Guerrero Ceballos, los hace revivir cada detalle escabroso de los crímenes, en un ejercicio "doloroso y de luto".
Por eso relató que le parece un "balde de agua fría los beneficios carcelarios otorgados a ejecutores materiales de la muerte de nuestros padres", y considera "aberrante" que los delitos de lesa humanidad tengan igual calificación que delitos comunes, acusando una "deuda pendiente del Estado de Chile con el conjunto de los ejecutados políticos".
"Se debe revisar el reglamento penitenciario que otorga beneficios carcelarios a asesinos, criminales de lesa humanidad que han tenido juicio justo, tribunales les ha dado condena y ellos empiezan a saltarse esa condena como si fueran delitos comunes", reclamó.
Recuerdo y homenajes
"Como familiares, cada final de marzo implica volver a una ruptura biográfica fuerte, en lo personal haber vivido a metros el secuestro de mi padre, que hayan baleado a un profesor, a mi tío Leopoldo Muñoz de la Parra, buscarlos durante horas, desesperados... para nosotros es un día doloroso, de luto", indicó el sociólogo.
Guerrero Antequera también sostuvo que pese a lo anterior se trata de una efeméride "para recordar lo que fue la vida de ellos".
"Estos fueron los últimos zarpazos, los últimos crímenes de la dictadura, por eso fueron tan -entre comillas- emblemáticos, y por eso también vale recordar la enorme solidaridad que recibimos", dijo el sociológo.
Por último el hijo de Manuel Guerrero Ceballos afirmó que los 30 años del "caso degollados" le generan sentimientos encontrados, agradeciendo que se mantenga el recuerdo de los asesinados y que las actividades conmemorativas faciliten el reencuentro del país.
