"Cuando llegas a mi edad tienes que vivir la vida al máximo todos los días", dijo Sadie Sellers, de 79 años.
La mujer acudió al centro de tatuajes acompañada de su nieta, Samantha.
Sadie Sellers, de 79 años, dejó la residencia de ancianos junto a su nieta, Samantha, para hacerse un tatuaje de corazón.
Como todos los días, Tony Sellers llegó a visitar a su madre, Sadie, a la residencia de ancianos Daleview House en la que vive hace un año, pero no la encontró.
Preocupado, comenzó recorrer todos los lugares que utiliza su madre en dicho recinto hasta que el personal del recinto, ubicado en el condado de Londonderry en Irlanda del Norte, le dijo que la mujer había salido al centro con su nieta, Samantha.
Sellers llamó a Samantha, su hija, y ésta le confirmó que su madre estaba junto a ella y le dio la dirección del lugar en el que se encontraban. Una vez allí, el hombre encontró a su progenitora, rodeada de tres veinteañeros, haciéndose un tatuaje de un corazón.
"Todos creían que ella era fantástica", dijo el sorprendido hijo al Daily Mail. "Nunca mencionó nada acerca de querer uno (tatuaje), pero me parece que lo estaba planeando hacer un rato", agregó.
Cuando los miembros de la tienda le preguntaron a la mujer que pensaría su familia del tatuaje Sadie respondió tajante: "Me importa una mierda".
"Cuando llegas a mi edad, tienes que vivir la vida al máximo cada día. Estaba hablando de eso con Samantha por un par de semanas cuando me mostró su tatuaje", afirmó la anciana.
La mujer, que dijo no haber sentido ningún dolor, volvió con su familia al geriátrico, donde el personal corrió a ver su corazón de tinta.
